marzo 21, 2011

Duras épocas

Para muchos es un día normal, para mi, no lo es.

Cómo puede ser normal un día cuando se siente que el yo del pasado vuelve a ahogarte, cuando esa tristeza eterna con la que vivía primero, me acompaña ahora. Es que todo debería ser normal, debería ser feliz porque estoy viviendo en la plenitud de mi felicidad, porque tengo alguien que me ama y que daría la vida por mi, porque estoy tan enamorada que en todo me va bien... Pero esta época no está del todo bien...

Rezagos de sueños pesados, de trabajos que no son proporcionales a lo que uno recibió, de cosas que empañan esa felicidad en momentos difíciles como éstos, donde el dinero no quiere surgir, donde lo único que surge es el mal humor e inconformidad que se despierta cuando las cosas no van bien.

No es suficiente la paciencia que he tenido cuando cosas regulares se me sientan al lado, a veces es como si quisiera irme para otro lado, donde nadie más esté y ponerme a gritar, llorar y rogarle a Dios que me ayude, que me acompañe.

Aunque, sinceramente, a él hace poco que no lo visito, y eso me duele mas todavía, porque Él es mi fuerza, Él es quien me llena de virtudes para seguir en pie. No encuentro manera similar de apaciguar el estrés que vive acumulado y que por mi falta de coraje no soy de sacar cuando debo, sino que me espero hasta que todo se acumule y me sienta sin ganas de hacer algo por la vida.

Lo chistoso es que me siento como si fuera la única persona que tiene problemas y cosas que me atormentan, cuando afuera hay un sin fin de personas con problemas reales, con discapacidades y problemas del tamaño del suelo. Tal vez muchos de ellos no conozcan de Dios, pero yo que sí lo conozco, yo que si le puedo orar sin miedo, no lo hago. No sé ni que me falta, si siento que lo tengo todo, mis padres que me apoyan en cada cosa que tenga que hacer, que si hay que pagar cosas, ellos lo hacen y no me dan la espalda, tengo mi hermano que es mi esperanza y mi punto de partida para querer hacer cosas grandes para darle buen ejemplo, además, porque tengo lo que muchas mujeres quisieran tener en estos tiempos recientes donde hay pocos hombres caballerosos y sinceros, yo, yo tengo un novio que me adora, que se desvive por mi, que me consiente y me trata como una princesa, que es fiel y muy, muy simpático, que pareciera que no lo mereciera. 

Y entonces... Sale mi pensamiento oscuro, ese que me hace sentir menos, ese que me saca los lados feos que nunca me han gustado pero que siempre me he criticado, el de ser no tan bonita, el de no ser tan delgada y que por eso la gente me pregunta si estoy embarazada, ese, ese que me recuerda lo sola que me sentía antes, me lo trae ahora, me lo recuerda como queriendo que me sienta así de nuevo. Es que no se da cuenta que eso me fastidia? me molesta? es como eso de pensar tantas groserías y no ser capaz de decirlas para ver si me siento mejor.

Ahora, es tiempo de hacer lo que todo el mundo hace, arreglarse, comer y salir, como si nada hubiera pasado, con vergüenza de que los demás me vean la cara fea de llorona que tengo y que quieran preguntar que es lo que me pasa, pero yo, como un ser más, haga cara de "no me molesten" para tratar de alejarlos de mi.

Eso es en resumen, lo que me pasa ahora. Necesito un jueves para hacer todo eso que necesito hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario